¿Qué sabemos de nuestra memoria?
Para hablar de la memoria nos tendríamos que remontar a 1885 con Ebbinghaus, siendo el primero que trató de estudiar la memoria de manera científica. Para ello, propuso estudiar la memoria «en estado puro» estudiando listas de palabras sin sentido, para posteriormente medir el tiempo que tardaba en aprender las palabras.
Otro aspecto importante de la investigación de Ebbinghaus es el porcentaje de los ahorros, donde podía ver el tiempo que se «ahorraba» en aprender la lista nuevamente. Dicho método se sigue utilizando hoy en día y explica la importancia de repasar la información a la hora de estudiar. Sin embargo, una de las principales críticas que recibió Ebbinghaus es que no realizó ninguna explicación psicológica al respecto.
Otro autor importante es Barlett, con un enfoque naturalista. Defendía que los recuerdos se transforman, tirando del conocimiento que tenemos. Bartlett destaca así la importancia del ambiente en nuestra memoria y enseña que nuestra memoria es constructiva y está tamizada dos veces tanto al codificarla como al recuperarla.
En este artículo vamos a hablar de:
La memoria es un proceso constructivo que no siempre refleja hechos pasados
¿Qué es la memoria?
La memoria es la capacidad para adquirir y recuperar diferentes tipos de conocimiento y habilidades (Ruiz-Vargas,2010). Por tanto, la memoria no solo tiene conocimiento, sino también habilidades.
La memoria es un proceso constructivo que no siempre refleja los hechos que sucedieron en el pasado.
¿Cuánto duran nuestros recuerdos? Una de las características de nuestra memoria es que tiene una capacidad ilimitada, pudiendo durar nuestros recuerdos toda la vida. Sin embargo, el problema que tenemos es que los recuerdos que recuperamos no siempre son el reflejó de lo que pasó, encontrándose distorsionado por diversos factores.
Vamos a pensar en un suceso, por ejemplo estas viendo la televisión por la noche cuando de repente escuchas un ruido en la calle. En este caso, ese ruido capta tu atención y diriges tus recursos atencionales hacía ese lugar. Tras ello, vas a seleccionar solo la información que consideras relevante, por ejemplo ver a una persona gritando con un cuchillo.
En este punto, te vas a centrar en ver el arma, como es esa persona, si está diciendo algo y lo procesas de una manera prioritaria en detrimento de otra información, perdiendo información que consideras irrelevante.
Tras ello, interpretas lo que está ocurriendo, esto va a depender de cada persona, de sus experiencias previas, del contexto.
Si no has codificado determinada información no la vas a poder recuperar, aquí no cabría hablar del olvido.
La interpretación varía en función del contexto, nuestras experiencias previas, por lo que supone una modificación de la información. Esta interpretación puede ir cambiando y se van actualizando los recuerdos (ej. delitos sexuales a menores – Menor no sabe que es un delito sexual y no va a poder codificar esa información, ese significado de los hechos solo puede ser a través de las experiencias previas, por lo que lo codificará por ej. como un juego. Esto se puede modificar con posterioridad, según vaya aprendiendo, pero para ello ya lleva una recodificación)
Abstracción: en general se almacena en las huellas de memoria el significado, perdemos la forma en muchas ocasiones ese detalle periférico.
Integración: lo que queda y se va alejando de la realidad se tiene que integrar en nuestros esquemas de conocimiento. Si tengo un esquema adecuado lo podré integrar y si no lo tengo se va a perder. Facilitan la codificación de la información y también la recuperación. Según Bartlett primero recuperamos el esquema y luego el recuerdo.
Mitos y errores de nuestra memoria
Las víctimas y testigos, a lo largo del proceso judicial, deben realizar dos tareas fundamentales: recordar y reconocer e identificar. Por tanto, deben recordar el suceso experimentado aportando una descripción de los hechos y en ocasiones, en especial en el ámbito penal, reconocer a personas que pudieron ser partícipes a través de tareas de reconocimiento como son las ruedas fotográficas y de identificación.
Si bien estas tareas no distan mucho de las que podemos hacer en nuestro día a día como describir un suceso que ocurrió en el trabajo a un familiar o tratar de identificar a una persona que nos resulta familiar por la calle. Sin embargo, en los casos judiciales, tanto víctimas como testigos, se encuentran afectados por una serie de factores que afectan a su capacidad para guardar, mantener y recuperar la información (codificar, almacenar y recuperar) y, por tanto, a su huella de memoria y a sus posteriores recuperaciones.
Analizar los factores de influencia
No es lo mismo un suceso que ha durado minutos a uno que ha durado segundos, si hubo uno o varios agresores, si era de noche o de día, si hubo presencia de armas o no, si ha relatado múltiples veces el suceso,… Estos y otros múltiples factores del suceso, víctima y sistema se deben tener en cuenta por un psicólogo del testimonio al realizar su labor.
En ocasiones, es el relato de la víctima la única prueba con la que cuentan los operadores jurídicos, por ello cobra especial relevancia obtener el relato de la manera más exacta posible, evitando interferencias posteriores al suceso, introducir información adicional, realizar preguntas sugestivas,… entre otros aspectos. En especial, cuando por las características de la persona, como son menores, pueden llegar a ser más susceptibles a estos efectos.