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¿Qué custodia elegir? Evaluando la mejor opción para el bienestar de los menores

El proceso de separación o divorcio puede ser emocionalmente complejo, especialmente cuando hay niños involucrados. Una de las decisiones más importantes que los padres y el sistema judicial deben tomar es sobre la custodia de los hijos. ¿Debería optarse por la custodia compartida, la custodia exclusiva o algún otro modelo? No existe una única respuesta, ya que cada familia es diferente y lo más importante es asegurar el bienestar emocional y físico del menor.

En este artículo, exploraremos los diferentes tipos de custodia, los factores que se deben considerar al tomar una decisión y cómo la psicología forense puede ayudar a elegir la mejor opción en función de las necesidades individuales de cada niño.

En este artículo vamos a hablar de:

Tipos de custodia: Opciones disponibles

Antes de elegir el tipo de custodia, es importante entender las diferentes opciones y cómo cada una de ellas puede afectar el bienestar del menor. Los principales tipos de custodia incluyen:

1. Custodia compartida

La custodia compartida es cuando ambos progenitores tienen la responsabilidad conjunta de tomar decisiones importantes sobre la vida del niño y ambos comparten el tiempo de convivencia. Este modelo se basa en la idea de que el niño se beneficia de mantener relaciones cercanas con ambos padres.

Ventajas:

  • Equilibrio en las relaciones: El niño tiene la oportunidad de pasar tiempo de calidad con ambos progenitores, lo que refuerza su vínculo afectivo con ambos.
  • Mejores resultados emocionales: Investigaciones como las de Bauserman (2002, 2012) indican que los niños en custodia compartida suelen tener menos problemas emocionales y de comportamiento.

Desafíos:

  • Requiere cooperación y comunicación efectiva entre los padres. Si el conflicto entre los progenitores es alto, este tipo de custodia puede generar más estrés en el niño.
  • Factores logísticos: Si los padres viven lejos o tienen horarios poco compatibles, puede ser difícil implementar una rutina coherente.

2. Custodia exclusiva

La custodia exclusiva se refiere a cuando uno de los padres tiene la responsabilidad principal de cuidar al niño, mientras que el otro tiene derechos de visita. Este modelo se suele implementar cuando uno de los padres tiene una mayor capacidad para proporcionar un entorno estable o cuando el otro progenitor no está en condiciones de cuidar del niño de manera constante.

Ventajas:

  • Proporciona un entorno estable en casos donde uno de los padres no puede cumplir con sus responsabilidades debido a problemas de salud mental, inestabilidad económica o conflictos continuos.
  • Menor estrés: En situaciones de alto conflicto entre los padres, este modelo puede reducir la exposición del niño a las tensiones familiares.

Desafíos:

  • Relación limitada: El progenitor no custodio podría tener menos oportunidades para desarrollar un vínculo cercano con el niño.
  • Los niños en custodia exclusiva podrían sentir conflicto de lealtad o distanciamiento hacia el padre no custodio si no existe un régimen de visitas adecuado.

3. Custodia legal exclusiva

En la custodia legal exclusiva, uno de los progenitores tiene la autoridad total para tomar decisiones importantes sobre la vida del niño, como su educación, salud y bienestar. Generalmente se asigna cuando el otro progenitor no está en condiciones de tomar decisiones responsables, ya sea por problemas psicológicos, abuso de sustancias o comportamientos negligentes.

FACTORES DE RIESGO y de protección

Factores individuales

Impulsividad, bajo control de impulsos, baja empatía, trastono de conducta

actividades prosociales

Pertenencia a un grupo de deporte o actividades artísticas.

FACTORES FAMILIARES

Conflictos familiares, abuso o negligencia

APOYO FAMILIAR

Estabilidad emocional, relación cercana y de confianza familiar

FACTORES SOCIALES

Tasa criminalidad de la comunidad, entorno de pobreza, exclusión sistema escolar.

Entorno escolar

Entorno escolar favorable, con conexión con profesores y compañeros

Factores a considerar al elegir la custodia

No existe una solución única para todos los casos, y cada familia tiene circunstancias únicas que deben ser consideradas. Los factores clave que influyen en la decisión sobre qué tipo de custodia elegir incluyen:

1. Capacidad parental

Uno de los criterios más importantes a considerar es la capacidad parental de cada progenitor. Este concepto abarca la capacidad de proporcionar un entorno seguro, estable y emocionalmente saludable para el niño. Las evaluaciones periciales realizadas por profesionales en psicología forense son fundamentales en este proceso, ya que valoran:

  • La estabilidad emocional de cada progenitor.
  • La capacidad de responder a las necesidades físicas y emocionales del niño.
  • El grado de responsabilidad y coherencia en la crianza.

2. Relación entre los progenitores

El grado de cooperación y comunicación entre los padres es crucial para determinar si la custodia compartida es viable. La investigación muestra que, en entornos de alto conflicto, los niños pueden experimentar más problemas de ajuste si están expuestos a discusiones y tensiones constantes. Pruett et al. (2009) subrayan que la custodia compartida en estas situaciones puede ser perjudicial para el menor.

En casos de alto conflicto, puede ser más recomendable optar por la custodia exclusiva con visitas estructuradas para minimizar el contacto conflictivo entre los progenitores y, por ende, reducir el estrés en los niños.

3. Edad y necesidades del menor

El desarrollo emocional y psicológico del niño varía según su edad, y esto debe tenerse en cuenta al tomar decisiones sobre la custodia. Los niños pequeños tienden a necesitar más estabilidad en su rutina diaria, mientras que los adolescentes pueden buscar más independencia y flexibilidad en su relación con cada progenitor.

Además, la preferencia del niño, dependiendo de su edad y madurez, también puede ser un factor relevante. Los adolescentes, en particular, pueden tener deseos claros sobre con quién prefieren pasar más tiempo, y sus opiniones deben ser consideradas en la decisión final.

4. Vinculación parento-filial

La calidad del vínculo afectivo entre los progenitores y el hijo es fundamental. Cuando uno de los progenitores no ha estado presente o no ha mantenido una relación cercana con el niño, puede no ser recomendable implementar de inmediato una custodia compartida. En estos casos, se podría fomentar una relación más gradual para fortalecer primero el vínculo, antes de considerar un modelo de custodia más equilibrado.

5. Situaciones especiales

En casos donde uno de los progenitores tiene problemas de salud mental, abuso de sustancias o comportamientos negligentes, la custodia compartida puede no ser recomendable. En estas situaciones, la prioridad debe ser garantizar la seguridad física y emocional del niño.

Estudios como los de Ramírez (2016) sugieren que el entorno debe ofrecer seguridad emocional, flexibilidad y un acceso a ambos padres siempre y cuando sea posible sin comprometer el bienestar del menor. Si un progenitor no está capacitado para cumplir con estos criterios, la custodia exclusiva puede ser la opción más segura.

La importancia de adaptar la custodia a cada caso

Aunque existe un consenso en que la custodia compartida tiende a ser más beneficiosa cuando las condiciones son óptimas, no debe imponerse automáticamente en todos los casos. Como destacan Galatzer-Levi (2009) y otros expertos, el bienestar del niño depende de que se evalúe cada situación de manera individual, tomando en cuenta todos los factores mencionados.

La psicología forense juega un papel crucial en esta evaluación, proporcionando informes detallados sobre la capacidad parental, el entorno emocional de los progenitores y las necesidades del menor. Estas evaluaciones ayudan a los tribunales y a las familias a tomar decisiones fundamentadas y orientadas al bienestar del menor.

Conclusión

Elegir el tipo de custodia correcto es una decisión compleja que debe basarse en una evaluación detallada de las circunstancias familiares y del bienestar emocional del niño. Aunque la custodia compartida puede ofrecer beneficios significativos, no siempre es la opción más adecuada, especialmente en casos de alta conflictividad o incapacidad parental.

Por ello, es fundamental que se realicen evaluaciones periciales especializadas de manera individual, con el fin de garantizar el bienestar superior del menor y así, favorecer que el menor crezca en un ambiente seguro, estable y saludable emocionalmente.

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