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Delincuencia juvenil: Factores de riesgo y prevención

Las personas más jóvenes, independientemente de otros factores como su clase social, etnia o sexo, cometen delitos con una mayor frecuencia que los adultos. Aunque en muchos casos se asume que los comportamientos delictivos en la adolescencia son simplemente una etapa, los estudios científicos han revelado que este fenómeno es más complejo y está influido por múltiples factores. 

Investigaciones como el Estudio Longitudinal de Dunedin, la Teoría del Desarrollo de la Delincuencia de Terrie Moffitt y los análisis de David Farrington ofrecen una perspectiva más clara sobre por qué algunos jóvenes incurren en comportamientos delictivos y qué estrategias pueden ayudar a prevenir o mitigar este problema.

En este artículo vamos a hablar de:

¿A qué edades se presenta la delincuencia juvenil?

La adolescencia es una etapa crítica para el desarrollo del comportamiento delictivo. La teoría de Terrie Moffitt (1993) distingue entre dos tipos principales de delincuentes juveniles:

  1. Delincuentes persistentes en el tiempo (life-course persistent): Estos individuos comienzan a mostrar comportamientos antisociales desde la infancia y continúan con ellos durante la adultez. Moffitt sugiere que este grupo tiene una predisposición biológica o temperamental que, combinada con factores ambientales adversos, conduce a una trayectoria delictiva duradera. Estos jóvenes suelen haber experimentado problemas desde la infancia, como trastornos de conducta, y muestran conductas problemáticas en el hogar y en la escuela desde una edad temprana.

  2. Delincuentes limitados a la adolescencia (adolescence-limited): Este grupo representa la mayoría de los jóvenes que cometen delitos. Su comportamiento antisocial surge durante la adolescencia debido principalmente a influencias sociales (presión de los pares, búsqueda de independencia) y suele desaparecer al llegar a la adultez. Moffitt señala que este tipo de delincuencia está más relacionada con la experimentación y la influencia de los amigos que con problemas personales profundos.

De acuerdo con Moffitt, mientras los delincuentes persistentes representan un pequeño porcentaje, son los que cometen la mayoría de los delitos graves y reinciden en la vida adulta. Por otro lado, los delincuentes limitados a la adolescencia suelen cometer delitos menores y abandonan este comportamiento conforme maduran y asumen responsabilidades adultas.

Tipos de delitos más comunes en jóvenes

Los delitos juveniles suelen variar desde infracciones menores hasta conductas más graves. Algunos de los más comunes incluyen:

  • Delitos contra la propiedad: como el robo y el vandalismo. Estos son más frecuentes entre adolescentes, especialmente cuando están influenciados por sus amigos.
  • Delitos relacionados con la violencia: como peleas o agresiones, que pueden estar vinculados a problemas emocionales, consumo de alcohol o drogas, o situaciones de conflicto social.
  • Delitos vinculados al uso de drogas: tanto el consumo como la distribución de sustancias ilegales son problemáticas recurrentes en ciertos grupos de adolescentes.

La investigación de David Farrington, basada en el estudio longitudinal de Cambridge (Farrington, 2003), muestra que la mayoría de los jóvenes cometen algún tipo de delito durante la adolescencia, pero solo una pequeña proporción se involucra en delitos graves o continúa con este comportamiento en la adultez. Los delitos graves suelen estar asociados con entornos familiares disfuncionales, bajo rendimiento escolar y problemas de salud mental no tratados.

FACTORES DE RIESGO y de protección

Factores individuales

Impulsividad, bajo control de impulsos, baja empatía, trastono de conducta

actividades prosociales

Pertenencia a un grupo de deporte o actividades artísticas.

FACTORES FAMILIARES

Conflictos familiares, abuso o negligencia

APOYO FAMILIAR

Estabilidad emocional, relación cercana y de confianza familiar

FACTORES SOCIALES

Tasa criminalidad de la comunidad, entorno de pobreza, exclusión sistema escolar.

Entorno escolar

Entorno escolar favorable, con conexión con profesores y compañeros

Factores de riesgo en la delincuencia juvenil

El comportamiento delictivo no surge de la nada, y la investigación ha identificado múltiples factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que un joven se involucre en actividades delictivas. Estos factores pueden ser individuales, familiares o sociales:

  • Factores individuales: impulsividad, déficit en el control de los impulsos, baja empatía y presencia de trastornos como el Trastorno de Conducta o el Trastorno Negativista Desafiante. El Estudio de Dunedin, por ejemplo, identificó que los niños con dificultades en el control de sus emociones y comportamientos durante la infancia tienen un mayor riesgo de desarrollar conductas antisociales en la adolescencia (Caspi et al., 1994).

  • Factores familiares: la exposición a conflictos familiares, abuso o negligencia por parte de los padres, o la falta de supervisión parental son factores clave. La investigación de Farrington (2003) también revela que los hijos de padres con antecedentes penales tienen un mayor riesgo de desarrollar comportamientos delictivos.

  • Factores sociales: vivir en un entorno de pobreza, pertenecer a una comunidad con alta tasa de criminalidad o ser parte de un grupo de amigos que promuevan comportamientos antisociales son factores determinantes. Los estudios también han demostrado que los jóvenes que se sienten excluidos del sistema escolar o tienen dificultades académicas son más propensos a involucrarse en actividades delictivas.

Estos factores interactúan de maneras complejas y no todos los jóvenes expuestos a estos riesgos se convierten en delincuentes. Aquí es donde entran en juego los factores de protección.

Factores de protección: Prevención e intervención temprana

Así como hay factores que aumentan el riesgo de delincuencia, también existen factores que protegen a los jóvenes y los alejan de las conductas delictivas:

  • Apoyo familiar positivo: tener una relación cercana y de confianza con al menos uno de los padres puede actuar como un factor protector. El estudio de Farrington muestra que la estabilidad emocional y el apoyo parental disminuyen significativamente el riesgo de delincuencia.

  • Entorno escolar favorable: jóvenes que experimentan éxito en la escuela, que están conectados con sus profesores y compañeros, tienen menos probabilidades de involucrarse en actividades delictivas. Programas como el Fast Track Project, un enfoque de intervención temprana para niños en riesgo de comportamiento antisocial, han demostrado ser efectivos en reducir la delincuencia futura a través del fortalecimiento de las habilidades académicas y sociales (Conduct Problems Prevention Research Group, 2010).

  • Actividades prosociales: la participación en deportes, actividades artísticas o grupos juveniles ofrece a los jóvenes un sentido de propósito y pertenencia, alejándolos de ambientes delictivos.

Prevalencia y tendencias de la delincuencia juvenil

En cuanto a las cifras, la delincuencia juvenil ha mostrado fluctuaciones a lo largo de los años. En las últimas décadas, muchos países han visto una reducción en los delitos cometidos por jóvenes. Esto puede deberse en parte a mejoras en las políticas sociales, la implementación de programas preventivos y una mayor conciencia sobre la importancia de la intervención temprana. Sin embargo, nuevos desafíos como el ciberacoso y los delitos relacionados con el uso de la tecnología han comenzado a emerger como un área de preocupación.

El papel de la psicología forense en la delincuencia juvenil

La psicología forense desempeña un papel crucial en la evaluación y rehabilitación de jóvenes infractores. Los psicólogos forenses evalúan el estado mental del joven, su riesgo de reincidencia y ofrecen recomendaciones sobre las intervenciones más adecuadas. Estas evaluaciones son clave en el sistema judicial, ya que pueden influir en decisiones sobre medidas correctivas y de rehabilitación en lugar de penas puramente punitivas.

Uno de los aportes más importantes de la psicología forense es ayudar a determinar qué jóvenes tienen mayores probabilidades de reincidir y cuáles pueden beneficiarse de intervenciones más focalizadas. Además, la psicología forense trabaja para diseñar programas de rehabilitación que se adapten a las necesidades específicas del individuo, considerando sus circunstancias familiares, sociales y psicológicas.

La delincuencia juvenil es un fenómeno multifactorial influido por una combinación de factores individuales, familiares y sociales. Sin embargo, la identificación temprana de los factores de riesgo y la implementación de factores de protección pueden marcar una gran diferencia en la trayectoria de un joven. La intervención temprana, basada en la evidencia y apoyada por la psicología forense, es esencial para prevenir que los jóvenes infractores se conviertan en delincuentes adultos persistentes. Con una comprensión más profunda y científica del problema, es posible no solo reducir la delincuencia juvenil, sino también ofrecer a estos jóvenes la oportunidad de un futuro más prometedor.

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